(AFI: [ˈkoʊtʃɪŋ], anglicismo que procede del verbo inglés
to coach, «entrenar») es un método que consiste en dirigir, instruir y entrenar
a una persona o a un grupo de ellas, con el objetivo de conseguir alguna meta o
de desarrollar habilidades específicas.
En el entorno empresarial y personal se conoce por coaching
al proceso interactivo y transparente mediante el cual el coach o entrenador y
la persona o grupo implicados en dicho proceso buscan el camino más eficaz para
alcanzar los objetivos fijados usando sus propios recursos y habilidades.[cita
requerida] Hay muchos métodos y tipos de coaching. Entre sus técnicas puede
incluir charlas motivacionales, seminarios, talleres y prácticas supervisadas.
La persona que realiza el proceso de coaching recibe el
nombre de coach (AFI: [koʊtʃ], «entrenador»), mientras que la persona que lo
recibe se denomina coachee (AFI: [koʊtʃˈiː]).
El proceso del coaching
En el proceso de coaching intervienen dos participantes;
uno es el coach o entrenador, que es la persona que instruye, forma o guía al
alumno para que mejore en el desempeño de sus funciones (Evered y Selman,
1989)(mentor o quien transmite el conocimiento). El otro es el coachee o
pupilo, quién recibe los conocimientos y las competencias que necesita para
mejorar en su vida profesional. El coach se compromete con su pupilo en una
alianza de colaboración, estableciendo unos objetivos concretos y diseñando un
plan de acción que les permita alcanzarlos dentro de los plazos establecidos
(Zeus y Skiffington, 2002). Este plan fijará una serie de encuentros entre los
intervinientes que permitan conseguir la finalidad prevista, acompañado de otro
conjunto de actividades destinadas a mejorar aspectos concretos del coachee. En
la efectividad del coaching influye el tipo de relación que se establezca y se
requiere que esté basada en la confianza entre ambos participantes, de este
modo el coach puede ser, no solo un director del entrenamiento de su pupilo,
sino también un consultor que le ayude a innovar en los procedimientos
(McCraken y Wallace, 2000). Para mejorar la productividad del proceso, el coach
debe tener un conocimiento profundo del puesto de trabajo desarrollado por el
coachee y de la forma en que este puesto se relaciona con los objetivos de la
organización. Asimismo, el coach ha de disponer de habilidad para comunicar,
debe desear y ser capaz de compartir su información con el coachee y estar
dispuesto a tomarse el tiempo que requiere este esfuerzo (Núñez-Cacho et al., 2012).
El desarrollo del proceso sigue básicamente de los
siguientes 5 pasos:
Observar - La observación de nuevos puntos de vista será
fundamental para que el coachee encuentre soluciones y permitirá al individuo
elegir entre las alternativas de que dispone para alcanzar sus objetivos.
Toma de conciencia - La observación permite la toma de
conciencia, básicamente acerca de nuestro poder de elección. El coach centrará
al pupilo en las elecciones que toma y sus consecuencias, brindándole
herramientas específicas para elegir conscientemente y con mayor efectividad.
Determinación de objetivos - Es esencial para todo proceso
de coaching, el contar con objetivos claramente definidos que servirán de guía
para la toma de decisiones y acciones.
Actuar - Una vez reunida toda la información, hay que
actuar de forma sostenida en el tiempo. El coach acompañará de cerca este
proceso ayudando a superar las dificultades que aparecen al llevar a la
práctica las actuaciones.
Medir - En todo momento es imprescindible comprobar si nos
acercamos o nos alejamos del objetivo marcado. Esto permitirá tomar acciones
correctivas y así contribuir a la obtención de los logros buscados.
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